martes, 5 de abril de 2011

Madre

Cuando eras una niña
yo te hice una promesa
tú has olvidado todo
y yo nunca he crecido.

Por favor, no prosigas
tu visión me hace daño
estoy solo y perdido,
como siempre lo he estado.

Debajo de la lluvia
yo cantaba tu nombre
y en pobres garabatos
yo plasmaba tus rasgos.

Sangrábanme las yemas
por no tener tu pelo
como ahora los labios
se muerden en silencio.

1 comentario:

  1. Ya estoy aquí Héctor.
    Espero que tu también vengas a mi casa a hacerme compañía.
    Hermoso tu poema. Ya lo sabes.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar